En el pasado las grandes civilizaciones nacieron y crecieron en las inmediaciones de los grandes ríos. En en el futuro las sociedades más prósperas se forjarán en aquellos territorios en los que se disponga de energía abundante, barata, competitiva y sostenible.
En España tenemos mucho trabajo por delante para disminuir nuestra dependencia energética del Exterior. La dependencia energética española es altísima, aproximadamente del 80% siempre y cuando no tengamos en cuenta que nuestras nucleares operan con uranio 100% importado. Si analizamos nuestras reservas fósiles, se limitan al carbón, por lo que es fácil de entender la fuerte exposición que nuestra economía tiene respecto de las fluctuaciones en el mercado energético exterior.
Haciendo una comparativa con datos de hace dos años, la subida del precio del petróleo costó a España 6.000 millones en 2010, el equivalente a la inversión del sector público en I+D+i. Es
necesario detener este modelo en el que, según recientes estudios, el petróleo sigue cubriendo casi el 50% de nuestro consumo energético y no sólo eso sino que las importaciones de hidrocarburos
ya representaban hace unos meses el 85% del déficit comercial.
Es más necesario que nunca emprender el camino hacia la autarquía energética. En este camino la Región de Murcia posee todas las condiciones para ser la locomotora que tire del resto de España. Los datos publicados hace unos días sobre producción industrial avalan el éxito a medio plazo que esta puesta puede seguir generando. Los datos de producción industrial reflejan que la Región de Murcia se encuentra a la cabeza de toda España aún en tiempos de crisis. En el mes de junio de 2012 creció un 2,6 por ciento frente al mismo mes del año anterior, mientras que para España se registraba un descenso del 6,9 por ciento, según el Índice de Producción Industrial (IPI) publicado por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Es necesario destacar que el sector que más influía en este aumento era el de la energía con una variación del índice respecto al mismo mes del año anterior del 46,5 por ciento y una repercusión en el índice general de 5,716.
Para conseguir que ese cambio de modelo comience por la Región de Murcia es necesario comenzar actuando en una doble vía: En primer lugar aumentando, como se ha venido haciendo, la instalación de tecnologías renovables para la generación de energía a través de fotovoltaica, eólica, etc. Y en segundo lugar introduciendo medidas de eficiencia energética en el consumidor final. En este sentido cabe recordar que el consumo de energía en los edificios residenciales y comerciales representa casi el 50% del consumo total de energía final de toda la Unión Europea.
En la actualidad existe un amplio consenso respecto de la necesidad de introducir medidas de eficiencia energética y renovables en el sector de la edificación. Sector en el que aproximadamente un 80% de edificios se encuentra en ruina energética.
El problema para acometer estas medidas es la elevada inversión inicial que en muchos casos requieren instalaciones de solar térmica o fotovoltaica, mejora de la envolvente térmica, sustitución de alumbrado por otro de mayor eficiencia, etc. A medio plazo, este tipo de inversiones retornan grandes ahorros energéticos y económicos. Sin embargo en un entorno de fuerte restricción del crédito y caida de las inversiones del sector público, la inversión en renovables y medidas de eficiencia energética encuentra grandes dificultades para su plena implantación.
En este contexto, la colaboraciónn público privado en materia energética puede suponer una solución para disminuir el consumo energético del sector edificación, aumentar la competitividad como región, crear empleo cualificado y exportar conocimiento propio a regiones limítrofes. Estos esquemas pueden permitir a una administración pública o una empresa privada ahorrar energía introduciendo medidas de eficiencia energética o de renovables sin necesidad de disponer del dinero necesario para acometer la inversión al tiempo que consiguen un ahorro energético y económico inmediato. Se trata de una alianza establecida entre el cliente, administración pública o particular, y una empresa de servicios energéticos especializada en la gestión energética que llevará a cabo la inversión y repercutirá parte del ahorro producido al cliente, sin que este tenga que realizar ningún tipo de desembolso. En un escenario de restricción del crédito y caida de la inversión pública, este tipo de esquemas en los que el cliente consigue ahorrar energía a través de un acuerdo de colaboración sin realizar ningún tipo de inversión, coloca a nuestra Región como referente en la unión tal y como ha reconocido recientemente la comisión europea.
Los beneficios de impulsar una estrategia de colaboración público privada a nivel regional no sólo pasan por la creación de empleo o la disminución del coste energético de ayuntamientos y empresas. También suponen una atracción de inversiones a la Región, que durante los próximos cuatro años pueden rondar los 600 millones de euros y que generarían unos ingresos muy importantes para la administración en forma de IVA y Cotizaciones sociales
Hemos de aprovechar las ventajas competitivas que poseemos y ponerlas al servicio de la creación de un tejido empresarial propio de Empresas de Servicios Energéticos. Hemos de aprovechar el hecho de que seamos una de las Regiones de Europa con más horas de sol al año que junto con su potencial eólico todavía tiene margen para aumentar la potencia instalada de renovables. Además, según recientes estudios, la Región de Murcia genera cada año miles de toneladas de biomasa durante los procesos agrícolas de poda, cambio varietal o trabajos silvícolas. Utilizar la biomasa disponible en la Región de Murcia para fines energéticos supondría dejar de consumir la energía equivalente a dos petroleros y medio.
No hay recetas mágicas, tampoco en este tema. Si conseguimos implementar plenamente esta estrategia nuestra Región puede conseguir, a medio plazo, aumentar la generación de renovables, abaratar la factura energética y aumentar la productividad y el empleo cualificado siendo un ejemplo en toda la Unión Europea.